Luego de cinco años de investigación, dos extranjeros plasmaron lo mejor en materia de turismo.
Un paraíso escondido, y aunque aquí se les burlen, así ven a Bogotá dos neoyorquinos que un día vinieron de vacaciones y decidieron quedarse para siempre. “Viviendo en Estados Unidos, buscábamos un lugar a donde mudarnos, estábamos próximos a irnos a Francia, pero por casualidad leí un artículo que hablaba muy bien de Bogotá, en Vanity Fair, y decidimos venir de vacaciones”.
Hoy, seis años después, se han caminado la ciudad de norte a sur y así lograron la guía más completa que existe, compilada en casi 500 páginas y que lleva por título ¡Bogotá!, una guía bilingüe de la ciudad encantada, respaldada, además, por una de las casas editoriales más grandes del mundo, Penguin Random House. Ahí está todo lo que somos, o por lo menos lo que les alcanzó a caber, porque dicen que tiene material de sobra. Las morcillas de piqueteadero, los tamales del centro, los pandebonos de Cedritos, los cafés de la 93, la lechona de La Herencia y hasta los jugos de guanábana de la calle los enamoraron.
Toby de Lys y Tigre Hall lo lograron sin más maquinaria que la de ellos dos, pareja hace 22 años, recorriendo días enteros la ciudad, husmeando y entrando en cada tienda, café o restaurante. Vieron y descubrieron cosas que para los bogotanos del común no son sorpresa. “Nunca habíamos sentido un calor humano como el de las familias de Bogotá. Se reúnen a comer juntos. En ese tipo de cosas vimos potencial y por eso nos quedamos a trabajar aquí. Vendimos todo y partimos a Colombia”, contó Tigre.
Al contrario de lo que piensan algunos nacionales, dicen que los taxistas y los emboladores son los mejores guías. “Nos recitaban poemas y hablaban de temas de actualidad. Son depósitos de información”.
Con una curiosidad de niños, entendieron que había un vacío grande de información. “Fuimos los primeros en contar 88 museos, y ese fue el punto de partida de nuestra investigación”, dijo Toby de Lys. La meta era lograr una guía única en materia de turismo. “Invitábamos a personas de todos los estratos a hablar de su vida, y eso que nos advertían que no fuéramos al sur”.
Y allá se sorprendieron de la amabilidad con que fueron tratados. “Si uno se tropieza, te recogen. Te dan comida si tienes hambre. Son muy buenos acá”.
En localidades como Suba quedaron anonadados de encontrar tantos movimientos artísticos; danzas urbanas, música y teatro. “Eso no es normal, hay mucho talento. Les gustaban la música clásica, el jazz, las artes plásticas”, contaron. En su guía compilaron también todos los detalles arquitectónicos de la ciudad. “Yo soy arquitecto de la Universidad de Princeton en Nueva York, y puedo decir que Bogotá tuvo los primeros arquitectos de la escuela Bauhaus, de Alemania, traídos por Leopoldo Rother y Ernesto Blumenthal en 1935. Eso es historia”, dijo Toby.
La guía
Esta pareja se gastó más de 150.000 dólares de su bolsillo para que su libro, que ya está en preventa en varios países, viera la luz. “Es una obra casi milagrosa”, dicen abrazándola como a un hijo. Lo que se publicó en materia de hoteles, restaurantes, cafés y centros culturales es solo el 10 por ciento de lo que conocieron. “Aquí no saben que están llenos de librerías, incluso bilingües. Amigos de Boston (Massachusetts), meca de este movimiento, se han sorprendido de esta ciudad”, contaron.
Compilaron una inmensidad de panaderías y no dejaron por fuera delicias como el buñuelo, la almojábana o el pan de yuca. “A eso saben las tiendas, y es delicioso. En una que se llama Pikos Pan, en Cedritos, probamos los mejores pandequesos. Los restaurantes finos son importantes, pero los son, igual, las tiendas de barrio, porque tienen potencial turístico”. En la guía también explican el nombre, la forma y el olor de cada fruta, como invitando al turista a que no se puede ir sin probarlas.
Aunque reconocen el potencial de La Candelaria y Usaquén, explican que Bogotá es más. “Tenemos que vender la ciudad como lo hace Medellín. Ellos ganaron el título de Ciudad Innovadora y se lo dijeron al mundo. Nosotros nos ganamos el reconocimiento de la Unesco como Ciudad Musical y no pasó nada. Eso hay que gritarlo”. Son tan detallistas que dicen que Bogotá tiene playa y luego muestran una foto de un día en el parque Simón Bolívar. Y sí, hay una playa.
De nuestra historia explican que debemos dejar el lastre de cargar con una madre patria europea y que en cambio debemos entender que antes de la histórica fundación de Gonzalo Jiménez de Quesada ya existía toda una sociedad indígena con jerarquías definidas. “Deben recuperar su identidad”.
Toby y Tigre creen que su guía podría tener éxito en librerías extranjeras, porque solo en preventa ya son incontables los pedidos. Frases de extranjeros que hablan de la capital adornan cada página de la publicación; y la dedicación de todo este esfuerzo, dicen, es para las futuras generaciones. “Ellas son las que tienen que aprender a amar a Bogotá”, dicen.
Esto es lo que los sorprendió de la capital
Dicen que los taxistas y los lustradores de zapatos son los mejores y más cultos guías de la ciudad.
Las panaderías de barrio ofrecen una variedad enorme en materia gastronómica.
Bogotá cuenta con 88 museos. Según ellos, nadie antes los había contado.
La ciudad se presenta como una de las que tiene más librerías. Incluso, dicen que Boston se queda rezagada.
Cultura ciudadana. Explican que no hay ciudadanos en el mundo más amables, que sonrían y ayuden de forma tan desinteresada.
Cultura. Los movimientos teatrales, culturales y musicales de localidades como Suba los dejaron sorprendidos por su variedad y profesionalismo.
Migración. Dicen que hace treinta años la vida en otros países era la mejor opción, pero que ahora el futuro está en países como Colombia.
Limpieza. Se sorprenden todos los días de la obsesión por la limpieza de los bogotanos. Dicen que cuidan muchos sus dientes.
Fuente: El Tiempo