Alfonso Palacio Rudas
Se le hizo un homenaje a este maestro de la hacienda pública y constituyente estrella del país.
Fue un vecino chapineruno eminente, vivió cerca del parque de la 93 y allí, para honrarlo, fue ubicado un busto en su nombre: Alfonso Palacio Rudas.
Su corbatín, que llevaba siempre torcido, el pañuelo que ubicaba en un bolsillo de su chaqueta y su sonrisa misteriosa retratan de forma exacta a este importante personaje público del país, maestro de la hacienda Pública.
“El busto es idéntico a él. Siempre se le torcía el corbatín y tenía un gesto que uno no sabía si estaba sonriendo o estaba bravo. Un gesto irónico muy especial que es el que se ve ahí”, comentó Mónica Palacio, familiar.
El homenaje es producto del acuerdo 44 de 1999 del Concejo Bogotá, en el que se honra la memoria del liberal Palacio (Honda 1912–Bogotá 1996), de acuerdo con Yezid Castaño González, economista y exgobernador del Tolima y exsecretario de hacienda.
Según Castaño, este busto hace parte de un homenaje a un hombre muy grande que fue embajador, ministro, gobernador del departamento del Tolima, senador, alcalde de Bogotá, facilitador en la fundación de la Universidad Piloto de Colombia y profesor universitario, entre otros*.
“Es uno de los hombres más importantes que ha tenido el país y especialmente en los temas de hacienda. Llevamos dos años en homenajes a Palacio. Además de este busto, en Honda, donde nació, se realizarán 30 obras públicas que el Gobierno Nacional financiará en su memoria”, resaltó Castaño.
A esta eminencia del país, quienes lo conocieron lo recuerdan como a un hombre inmensamente elegante, amante de los caballos, de los libros, muy agudo y duro en sus críticas, sobre todo cuando escribió las ‘Columnas del Cofrade’ en El Espectador. A Palacio no le temblaba la pluma para jalarles las orejas a los dirigentes políticos. “A mí me gusta pisar callos y no me importan los quejidos”, cuentan que decía Palacio.
Alfonso Palacio era un purista del castellano, asegura Castaño uno de los delegados de la comisión de memoria creada por el presidente Santos para honrarlo. “Por ello había mucha gente que le llamaba ‘loco Palacio’. Le escribía a 20 personas: al Presidente de la República, por ejemplo, y armaba unos líos tremendos”, comentó Castaño.
Se le recuerda además a este ilustre pensador como el creador de una frase que se ha ido olvidando: “no hay que tragar entero”, y que llevaba al Senado con el fin de que “los congresistas no se arrodillaran a los gobiernos para aprobar todo sin digerirlo”, aseguran.
El bibliófilo y sus tertulias
Palacio, además, fue un vecino chapineruno pues vivió en una casa que todavía existe en la carrera 11 n.° 93–18. Allí conservaba su biblioteca personal compuesta por unos 53 mil libros, repartidos en las paredes de su hogar, el cual parecía más una biblioteca con habitaciones.
Esta colección Palacio la donó al Banco de la República 10 años antes de morir y actualmente puede ser consultada, ya que es de uso público, en la Casa Gómez Campuzano, en Chapinero.
Cuentan aquellos que lo conocieron que fue un hombre que reunía a su familia y organizaba tertulias y conciertos a los que invitaba a personas muy influyentes del escenario político.
El parque cambiará de nombre
Al acto, en que se descubrió el busto de Palacio en el parque de la 93, el pasado miércoles, asistieron personajes como los presidentes Ernesto Samper y Belisario Betancur; el exfiscal general de la nación Alfonso Gómez Méndez, Eduardo Sarmiento y María Eugenia Plazas, artista que elaboró el busto.
“Este parque se llama Alfonso Palacio Rudas por decisión del Concejo. Esperamos que a través del busto la gente comience a querer a Palacio, quien fue un ejemplo de coherencia y dedicación, de hacer la política con ideas y como el mismo decía: no hay que tragar entero”, comentó el presidente Ernesto Samper, durante el evento.
REDACCIÓN MI ZONA EL TIEMPO
Fuente : Diario ADN Bogotá